Sin decir ni “agua va” o quizá a la voz de “palo dado ni Dios lo quita”, unas cuadrillas de trabajadores entraron al predio de Grupo Ríu, de Carmen Ríu, en Punta Nizuc, Cancún, y el lunes pasado prácticamente desmontaron en hora todas la propiedad.
El martes iniciaron así la construcción de un hotel de 20 pisos y 350 cuartos en una pequeña extensión de apenas dos hectáreas ubicada en una de las zonas más exclusivas de la isla.
Quienes ya sacaron del armario su artillería legal fueron los propietarios y ejecutivos del Hotel Nizuc, pues tiene años la disputa de estos últimos con los españoles, ya que resultarán afectados al tener un hotel masivo junto al suyo que es el más lujoso de Cancún.
Aunque la situación realmente preocupante es que el municipio, cuya presidenta es Mara Lezama esté autorizando un proyecto que altera las densidades permitidas en la zona.
Concretamente se identifica a Armando Lara, director de Desarrollo Urbano del municipio, detrás de esta barbaridad pues en la propiedad deberían de abrir cuando mucho 130 cuartos y no 350.
Más allá del dolor de cabeza que todo esto provocará al Hotel Nizuc, que forma parte del Grupo Brisas de Antonio Cosío, y a Jaime Jaramillo, el director del mismo, hay una situación que afecta a toda la comunidad.
Y es la preocupación que genera el escenario de que, como en la época en que fue presidente municipal el inefable Chacho García Zalvidea, este acto de autoridad sea precedente de otros que sigan erosionando al principal destino de sol y playa en México.
Precisamente el Chacho apoyó a los hoteles Ríu que hoy siguen abiertos en Cancún y que se volvieron unos competidores indeseados, porque rompieron los límites de densidad lo que afectó los recursos naturales y rompió con las reglas de competencia en el destino.
Divisadero
Visión. Esta semana apareció el número 117 de la Revista Mexicana de Política Exterior, que edita Alejandro Alday el director del Instituto Matías Romero y que incluye sendas entrevistas con el canciller Marcelo Ebrard y con Ignacio Cabrera, director general de Diplomacia Turística.
Ambos personajes compartieron su visión sobre la relevancia del turismo y Ebrard destacó la responsabilidad del cuerpo diplomático para reemplazar un modelo de promoción turística “sumamente costoso”.
En su visión el turismo es clave para el crecimiento económico, ligado a la generación de empleos, vivienda y servicios.
Además planteó que México debe proyectar una imagen de austeridad y de combate a la corrupción.
Mientras que Cabrera se refirió a cómo de una plataforma de 21 oficinas de promoción turística con las que contaba México, ahora tiene 80 embajadas y 67 consulados.
También anticipó que este año se realizarán algunos foros con la participación del cuerpo diplomático y del Consejo de la Diplomacia Turística.
Reconoció que Estados Unidos es un mercado emisor de turistas vital para México y en segundo lugar puso a los asiáticos, debido a sus altas tasas de crecimiento.