Ya estamos en la recta final de noviembre y debido a una serie de complicaciones legales, por lo menos este año ya no se hará efectiva la mini mudanza que tiene planeada la Secretaría de Turismo a la ciudad de Chetumal.
Una promesa de campaña del presidente López Obrador que, precisamente debido a ello, todavía no se encuentra refundida en el cajón de los olvidos.
Quien recientemente fue criticada por ese motivo resultó ser Marisol Vanegas, la Secretaria de Turismo de Quintana Roo, quien comentó con sinceridad que, más allá del momento en que se ejecute la mudanza, sólo unos cuantos funcionarios podrían estar en el Monumento al Mestizaje.
La razón no es que ella esté de acuerdo o en desacuerdo, sino que se trata de un asunto de espacio que es muy limitado en dicho inmueble.
De hecho hay lugar para una oficina de unos 120 metros cuadrados, que hubiera podido alojar al secretario; mientras que en la base podría implementarse un espacio para alojar el segundo Punto México, es decir un área para exposiciones temporales como el que se encuentra en el edificio de Presidente Mazaryk.
Seguramente Miguel Torruco, titular de Sectur, ya decidió en qué utilizar los nueve millones de pesos que tenía para acondicionar dichas oficinas, pues no sucederá en 2019 y tampoco incurrirá en un sub ejercicio.
Hasta hace poco todo indicaba que el subsecretario Alejandro Aguilera, de Planeación, sería el ganador de la rifa “Viva en Chetumal”; pero al parecer la más reciente propuesta es que se vaya para allá César González Madruga.
Se trata del director general de Sustentabilidad de la Sectur, un misterioso personaje que ya es famoso en la dependencia por haber organizado algunas “limpias”, incluyendo humo de copal y ramas de pirul.
Autodenominado como el Siervo de Tlalpan, no sería difícil que en algún momento del próximo año, este “servidor de la nación” se convierta en el representante de Sectur en la capital del estado turísticamente más importante de México.
Divisadero
Misión crecimiento. Es bien conocido que a Gloria Guevara, actual presidenta del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), se le da bien agitar las olas así es que ahora lo está haciendo en el organismo privado que representa a las principales empresas de turismo del mundo.
De entrada impulsó movimientos en la estructura de las oficinas centrales, con sede en Londres, lo que dicho sea de paso no le gustó a muchos británicos acostumbrados a trabajar sin sobresaltos y con horarios estrictos.
Ahora su nueva apuesta es sumar a las pequeñas y medianas empresas turísticas del mundo a la estructura de la WTTC, lo que provocará que crezca de manera importante el número de miembros.
Apenas hace dos semanas en Londres, durante el World Travel Market, invitó a que esas firmas con pocos empleados pero rentables, pasen a formar parte de WTTC pagando cuotas menores y con la posibilidad de tener acceso a los eventos principales y a algunos de los estudios más demandados.