El Día de Muertos en Malinalco se celebra con campamentos frente al panteón, cocteles especiales de temporada y ofrendas monumentales que refulgen de velas.
Por ejemplo, en la plaza principal de Malinalco se montará el Mercado de Día de Muertos. Allí se podrán comprar flores, velas y pan de muerto para participar en la celebración y, de paso, aprovechar el momento para comprar un colibrí tallado en madera de copal, un recuerdo obligatorio del pueblo.
A un costado se encuentra Casa Colibrí, la terraza más colorida del centro de Malinalco que estará decorada con papel picado, una calavera siempre dispuesta para las fotografías y un coctel especial: Catrina, preparado con tequila, calabaza dulce, jugo de naranja y limón, canela y piloncillo.
Sin duda, el principal atractivo de Malinalco para Día de Muertos son las ofrendas monumentales que se ponen en las casas a los “Difuntos Nuevos”, es decir a aquellas personas que fallecieron a lo largo del último año.
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La celebración inicia a partir del 28 de octubre cuando se recuerda a quienes fallecieron en accidentes en este Pueblo Mágico mexiquense.
“La familia y los amigos suelen llevar una cera (vela) a la casa de quien murió, para que se ponga en la ofrenda monumental. Como es un ‘Difunto Nuevo’, con todo esto el ánima no andará perdida y sabrá cuál es el camino hacia su casa”, cuenta Rosendo Peralta, director general de Malikualli Complejo Ecoturístico.
Cuando, por ejemplo, se ha ido una maestra, en su casa recrean un salón de clases. Si ha sido un carpintero, entonces sus herramientas participan en la ofrenda, además de detalles en madera. La actividad a la que se dedicaba es lo que inspira el tema de cada ofrenda.
Los malinalquenses abren las puertas de sus casas para que locales y viajeros visiten las ofrendas monumentales. A manera de agradecimiento, comparten pan, un plato de mole, una taza de chocolate o la imagen de un Cristo o de una Virgen.
“Es una manera de estrechar un lazo de amistad. Los amigos y la familia vienen a recordar que se debe entender el proceso de la vida y la muerte, y que la vida se debe ver con alegría, por eso le estoy mostrando (con mi cera)el camino a casa”, cuenta el director.
La cera derretida de todas las velas que utilizan durante la celebración, se reúne para volver a fundir y crear cirios pascuales; así, la familia del difunto puede prenderlos en distintos momentos a lo largo del año.
Del 29 de octubre al 2 de noviembre (en el megapuente), duerme en una tienda de campaña bajo el cobijo de las montañas de este Pueblo Mágico del Estado de México y un cielo repleto de estrellas dentro de Malikualli Complejo Ecoturístico.
El complejo se localiza a escasos metros del panteón del pueblo, lo que permite admirar muy cerca cómo los habitantes recuerdan a sus seres queridos; el camposanto se llena de color, algarabía y calor con flores, velas y música.