El turismo sostenible es un tema cada vez más relevante en un mundo donde la crisis climática y la presión sobre los ecosistemas son innegables. Sin embargo, su complejidad va mucho más allá de pequeños gestos como rechazar un popote o reutilizar las toallas en los hoteles.
La verdadera sostenibilidad en el turismo requiere repensar estructuras económicas, impactos sociales y modelos de desarrollo que priorizan el beneficio de grandes corporaciones sobre el bienestar de comunidades locales y el medio ambiente.
Para Marck Gutt, periodista y productor de contenido especializado en turismo sostenible, el concepto ha sido simplificado en exceso.
“Claro que evitar plásticos de un solo uso ayuda, pero la verdadera discusión está en la forma en que se planifican y operan los destinos turísticos. La sostenibilidad no es solo un detalle, es un cambio estructural”, explica.
El turismo representa el 10% del PIB mundial, según ONU Turismo, pero también es una de las industrias con mayor impacto ambiental y social.
En destinos como la Riviera Maya, la UNESCO ha alertado sobre la destrucción de arrecifes de coral y la escasez de agua debido a la sobreexplotación turística.
Gutt resalta que el turismo no solo debe enfocarse en la conservación de ecosistemas, sino en garantizar el bienestar de las comunidades. “Cada lugar que visitamos está habitado por personas con una relación histórica con el territorio. El turismo debería fortalecerlas, no desplazarlas”, comenta.
El turismo como oportunidad
Para que el turismo sostenible sea real, se necesitan cambios en las políticas gubernamentales, modelos de negocio y decisiones individuales. Dentro de los principios fundamentales que ha propuesto ONU Turismo resaltan cuatro puntos.
1. Replantear la infraestructura turística: apostar por modelos que integren a las comunidades, en lugar de desplazar a sus habitantes para construir complejos exclusivos.
2. Políticas de regulación estrictas: la falta de planificación ha permitido la destrucción de ecosistemas frágiles.
“Es urgente establecer regulaciones que limiten el crecimiento descontrolado y fomenten un desarrollo turístico más equilibrado” comenta Gutt.
3. Fomentar el turismo comunitario: experiencias gestionadas por comunidades locales generan ingresos directos y reducen la dependencia de grandes corporaciones.
4. Conciencia del impacto del transporte.
“El impacto del turismo comienza desde que tomamos un avión. Cada vuelo contribuye significativamente a las emisiones de carbono, y aún no hay soluciones efectivas para mitigar este impacto a gran escala”, señala Gutt.
Un estudio de BBVA resalta que el turismo sostenible no sólo mitiga el daño ambiental, sino que también fortalece economías locales y genera empleos de calidad. Sin embargo, sin cambios estructurales en la industria, seguirá siendo una etiqueta de marketing en lugar de una solución real.
La transformación del turismo no es un proceso simple. Implica cuestionar la manera en que se promueven los destinos, cómo se distribuyen los beneficios y quiénes son los verdaderos beneficiados.
“No se trata solo de viajar de manera ‘eco-friendly’, sino de comprender las dinámicas de poder detrás de la industria turística y exigir modelos más equitativos”, concluye Marck Gutt.