México es un país con una gran variedad de atractivos turísticos a lo ancho y largo de su territorio, pero varios de los más famosos y demandados se encuentran en lo que se conoce como Caribe Mexicano, ubicado en el estado de Quintana Roo.
Se trata de doce destinos: Cancún, el más importante; Riviera Maya, que abarca Puerto Morelos, Playa del Carmen y Tulum; tres islas: Cozumel, Holbox e Isla Mujeres; Maya Ka’an, Costa Mujeres y la Gran Costa Maya, que incluye a Mahahual, Bacalar y Chetumal, capital del estado.
Son principalmente destinos de sol y playa con aguas cristalinas y arena blanca, enmarcados por la riqueza de la cultura maya y la selva tropical, además de una gran infraestructura turística. Sin embargo, posee también un atractivo natural ancestral que hace del Caribe Mexicano una región todavía más peculiar: sus cenotes.
Estas oquedades que la naturaleza ha creado pacientemente, están formadas por derrumbes de cuevas calizas a lo largo de miles de años y los mayas las consideraban entradas al Xibalbá, el lugar del descanso final. Eran sitios sagrados donde llevaban a cabo rituales religiosos en honor a Chaac, dios de la lluvia, al que le daban ofrendas. Cenote proviene del vocablo maya “ts’onot”, que significa pozo con agua.
En todo el Caribe Mexicano hay infinidad de cenotes, de varios tipos, pero entre los más majestuosos tres de ellos se concentran en Tulum: el “Dos Ojos”, que forma parte del sistema de cuevas subacuáticas más largo del mundo. Es un sitio propicio para practicar esnórquel o buceo y admirar sus estalactitas; cuenta con dos entradas gemelas y de ahí su nombre.
Otro es el “Gran Cenote” que, con su mezcla de cavernas y áreas abiertas, además de su agua cristalina, es uno de los más fotografiados de la Riviera Maya y buscado por los buceadores. En tanto que el tercero, el “Kaan Luum”, tiene ochenta metros de profundidad y forma parte de una laguna circular rodeada de selva y una gran tranquilidad.
En otra parte de la Riviera Maya, en Puerto Morelos, cercano a Cancún, se localiza la Ruta de los Cenotes, un corredor que alberga joyas como el “Siete Bocas”, con igual número de entradas que iluminan cuevas subacuáticas; el “Verde Lucero”, rodeado de exuberante vegetación; “La Noria”, con aguas impresionantemente claras; “Kin Ha”, para los aficionados a la aventura y lo oculto bajo tierra; “Zapote”, famoso por sus estalactitas; “Boca del Puma”, donde los visitantes pueden hacer rappel y vivir la experiencia de cruzarlo en tirolesa; y el cenote “Las Mojarras”, que ofrece una vivencia más amplia, ya que se puede recorrer caminando su área de exploración y cuevas, además de la actividad acuática.
En muchos de estos y otros cenotes de la región se han encontrado miles de artefactos que datan del año 600, incluyendo figuras de Chaac, lo que confirma su uso como sitios de ofrendas.