Jiménez Pons, el amigo de López Obrador

 
Carlos Velázquez
hrs.

Rogelio Jiménez Pons es un personaje tan cercano a Andrés Manuel López Obrador, que el presidente le acepta la broma de que es el único de sus colaboradores que le ha ganado una votación.



En cierta jornada de la última campaña presidencial iban cinco personas en su coche, incluyendo a su chofer Nico, cuando el ahora Jefe del Ejecutivo propuso comer algo en un changarro de pésimo aspecto.

Jiménez Pons propuso un cambio de destino culinario y como el entonces candidato no daba su brazo a torcer; hizo una votación a mano alzada y le ganó cuatro a uno, pues prefirieron diferir de su jefe que enfrentar una salmonelosis.

Nombrarlo director general de Fonatur y darle la construcción del Tren Maya fueron prueba de confianza; aunque él no dirigiera los miles de millones de pesos que corren por allí, pues eso se hace desde la Secretaría de Hacienda.

Jiménez Pons para efectos prácticos, fue un Secretario de Estado sin cartera; que ignoraba a Miguel Torruco, aunque Fonatur esté sectorizado en la Secretaría de Turismo.

Alguna vez fui a entrevistarlo y el Secretario de Desarrollo Agrario tenía cita con él en su oficina; prueba de que era más poderoso que varios miembros del gabinete legal.

Al nombrarlo ahora Subsecretario de Comunicaciones y Transportes, López Obrador le está dando una cartera por la que pasan grandes presupuestos, sinónimo de que el presidente sigue confiando en su lealtad y honestidad.

Pero también parecería que lo quiere cuidar, pues dado que al Tren Maya le están saliendo muchísimas aristas; no sólo es un hecho que ni remotamente estará concluido al 100% en 2024 sino que además un conjunto de dificultades legales, políticas y ecológicas lo pueden volver el fracaso más sonado del sexenio.

La otra lectura del cambio proviene de que está poniendo en Fonatur a Javier May un político rudo, que nunca ha trabajado para el turismo pero será conminado a ejercer el poder a rajatabla hasta que el tren camine.

Ni jerárquica ni económicamente Jiménez Pons fue degradado, pues estará al frente de la subsecretaría de Transportes más importante de la Secretaría de Comunicaciones.

Pero también es una subsecretaría donde hay muchísimos retos, donde cada semana sufren accidentes y problemas con las carreteras y donde hay asuntos particularmente sensibles respecto a la aviación.

Entre ellos la puesta en marcha del Aeropuerto de Santa Lucía, al que no quieren entrar la mayoría de las aerolíneas y menos si no está concluida la nueva conectividad terrestre.

También está el espinoso asunto de la Carta Porte, a través de la cual el SAT busca hacer corresponsables a las aerolíneas y empresas de transporte terrestre de la parte fiscal de la carga transportada.

Una medida que le restará competitividad y ralentizará su operación, en el mejor de los casos.

Además de que sigue sin resolverse la degradación de la aviación mexicana, de acuerdo a las reglas de las autoridades de aviación de Estados Unidos.

Jiménez Pons es un político honesto y leal a López Obrador, pero no es un experto en aviación donde son muy importantes los conocimientos y la capacidad técnica.

Si logra conformar rápido un equipo que le ayude a cumplir con éxito sus nuevas ecomiendas, seguramente estará en posición de terminar el sexenio al frente de todo el sector de Comunicaciones y Transportes.



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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