Los Cabos. Alvar, el desarrollo inmobiliario más reciente de Quivira, en Cabo San Lucas, fue diseñado por el Grupo Gómez Vázquez Internacional (GVI), cuya filosofía de “trascender a través de la excelencia” lo ha situado como uno de los más influyentes de México con proyectos en América Latina y otros continentes.
GVI también fue responsable del diseño del hotel St.Regis resort & residences, ubicado a un costado de Alvar, y en ambas obras no sólo ha sido un aliado del cliente, sino que ha aplicado su experiencia de décadas en el turismo y la hotelería.
Guillermo García, arquitecto responsable de Alvar, dijo que el reto inicial fue desarrollar un condominio high end, dando la sensación de que está frente al mar y aunque no se encuentra en la primera línea de playa todas las propiedades tienen una espectacular vista al Océano Pacífico.
“Nos pidieron que las 59 propiedades iniciales hasta la torre seis y las 12 de la séptima tuvieran en su totalidad vistas al mar, lo que nos llevó a hacer un análisis exhaustivo del terreno, pues también fue mandatorio integrar las características del desierto”.
Así, explicó, se optó por edificios escalonados, en lugar de torres, que se fueran “desparramando” sobre el terreno, en seis niveles; la volumétrica también recurrió a formas y elementos que resaltan la horizontalidad para integrar el proyecto al terreno.
Estar en México
El llamado sense of place (sentido del lugar) fue otro de los retos, pues es muy importante que los propietarios perciban que están en el país.
“Utilizar los materiales de la zona y paisajísticamente recurrir a la vegetación endémica y a los materiales locales, enfatizan que estás en Los Cabos y no en Puerto Vallarta o en Cancun”, dijo García.
Si todos los condominios tienen vista al mar, también se cuidó que los edificios de Alvar fueran armónicos con los otros desarrollos de Quivira, para que no generaran a los vecinos un impacto visual indeseado.
“La propuesta arquitectónica trae un componente de innovación para la zona, comenzando con el esquema de vinculación de los servicios; hay una conexión vehicular y peatonal en los edificios y mucho trabajo en los detalles y en las amenidades.
“La participación del desarrollador en el proceso, aportando la experiencia y los objetivos que tenían desde un principio, contribuyó a que la propuesta arquitectónica fuera valiosa pero sobre todo innovadora”, dijo el arquitecto.
Además no sólo se seleccionaron materiales de la región sino que también se les dieron tratamientos especiales y acabados, como las piedras en tonos de arena y formatos irregulares, para aportarle frescura y una visión contemporánea.
Duración
Debido a los precios y al elevado nivel del proyecto, los desarrolladores pidieron también que se pensara en el largo plazo para que siga vigente en el futuro, amplió García.
“Serán edificios que no envejecerán pronto y cuando suceda lo harán de una manera digna gracias a ese tratamiento a los materiales como la madera, para generar calidez en los elementos centrales, en las columnas y en algunas cubiertas”.
Si los elementos metálicos son característicos de la arquitectura mexicana, aquí se seleccionaron elementos distintivos de bajo mantenimiento, para no disparar los costos.
El tamaño de los condominios, la experiencia, las transiciones entre las áreas sociales y privadas, son otros elementos del proyecto que enfatizará ser parte de un resort, además de que cada uno tendrá un carrito de golf eléctrico.
Este permitirá moverse con libertad en una propiedad que además tiene amenidades como el campo de golf Quivira, más el segundo que vendrá en un futuro próximo; un jardín botánico; un food truck exclusivo para propietarios y un jardín para perros.
La elevada calidad de los materiales son correspondientes en los interiores y exteriores, amplió el arquitecto y también se privilegió la tecnología, para conseguir una durabilidad adecuada