El diagnóstico sobre la problemática de los cruceros en el Pacífico mexicano que presentó Eulogio Bordas, presidente de la consultoría THR, a los ocho gobernadores que se reunieron en Mazatlán este martes convocados por la Conago, se enfoca a tres problemas principales:
1. La rentabilidad de las rutas del Pacífico mexicano es muy inferior al promedio mundial debido a limitaciones técnicas, como son consumo de combustible, largos periodos de navegación, logística de aprovisionamiento y bajas ventas de excursiones.
2. Los datos de demanda en origen en la Costa Oeste de Estados Unidos revelan la compra de menos cruceros en los últimos años.
3. Pérdida de competitividad. Muchos puertos de escala mexicanos tienen dificultad para ofrecer a navieras y cruceristas un valor competitivo adecuado. Esto es, experiencias gratificantes, sentimientos positivos y buenos niveles de servicios. Todo ello acompañado de bajos niveles de incomodidades e inseguridades y un buen precio.
Se trata de una visión sucinta de la que se derivan ángulos de análisis interesantes y si bien el primero es que no todos los problemas se originan en México; internamente se podrían tomar varias medidas si de verdad los destinos de esa región desean no sólo regresar al negocio de los cruceros sino hacerlo con éxito.
Las bajas ventas en las excursiones no se justifican, ya que una de las fortalezas del país es precisamente su riqueza natural, gastronómica y cultural.
Sin embargo, los destinos de cruceros se han ido por el camino fácil de ofrecer paseos irrelevantes, caros y mal organizados. Con ello es evidente que México compite como un commodity, pero resulta que hay “jugos de naranja” más baratos y destinos que sí han hecho su trabajo.
En países como Australia y Nueva Zelanda no sólo hay numerosas opciones para los descensos, sino que abarcan una gama amplia de intereses y presupuestos.
El otro gran tema son los puertos, que deben cobrar precios de mercado a nivel internacional por sus servicios, para lo cual no sólo hay que negociar con las agrupaciones gremiales, sino invertir en infraestructura y en tecnología.
Estos aspectos no son simples, pero tampoco imposibles de resolver y allí están los retos hacia el futuro.
Divisadero
Loreto. Ayer esta población de Baja California Sur obtuvo el reconocimiento de Pueblo Mágico, lo que no deja de ser una situación atípica.
El concepto del programa es poner en relieve sitios turísticos cercanos a los grandes destinos del país, Loreto, sin embargo, está a 500 kilómetros de Los Cabos.
Además, recibió hace casi tres décadas una inversión importantísima del Fonatur que lo convirtió en un Centro Integralmente Planeado.
Ciertamente, tiene todos los atractivos para ser un Pueblo Mágico, pero el reto de convertirlo en un destino acorde a sus inversiones sigue sin resolverse.