Según el Informe de Tendencias Económicas anual del consejo (WTTC, por sus siglas en inglés), el impacto de la pandemia de COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe resultó en una disminución de 42.4 por ciento en el PIB de viajes y turismo en 2020.
Latinoamérica y el Caribe fue la región con el menor impacto y se encuentra en proceso de recuperación del turismo. Esto debido a la contribución del turismo doméstico, a la reactivación de algunas rutas de cruceros y del turismo en destinos de origen como Europa y, en menor medida, Estados Unidos.
En los países de Latinoamérica, el gasto interno se redujo en 38.9 por ciento, mientras que el gasto internacional experimentó una disminución más pronunciada de 72.1 por ciento.
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La afectación en otras partes del mundo se debe a las restricciones de viaje para los visitantes entrantes. Cabe destacar que la región representa el 35 por ciento del PIB global de viajes y turismo.
EL PIB de viajes y turismo en la subregión Caribe cayó 58 por ciento el año pasado, al pasar del 14.1 por ciento de su economía total en 2019 a 6.4 por ciento en 2020. Sin embargo, la recuperación de los cruceros tendrá un impacto positivo para la actividad turística en la región.
Según el informe, a nivel global la región más afectada por la pandemia fue Asia-Pacífico, donde la contribución del sector al PIB cayó 53.7.
Europa sufrió el segundo mayor colapso económico el año pasado, con una caída de 51.4 por ciento. El PIB de viajes y turismo en África cayó 49.2 por ciento en 2020, mientras que la contribución de viajes y turismo al PIB en el Medio Oriente disminuyó significativamente en 51.1 por ciento.
El Informe de Tendencias Económicas anual del WTTC muestra cómo el sector de viajes y turismo permite el desarrollo socioeconómico, la creación de empleo y un impacto social positivo significativo, que incluye oportunidades únicas para mujeres, minorías y jóvenes.
Además, sugiere que el sector se adaptará para volver más fuerte después de la pandemia, identificando las tendencias que ya están ganando terreno y explorando los cambios que pueden ser necesarios para sostener los viajes y el turismo en el futuro.
Desde una perspectiva de demanda, COVID-19 está transformando las inclinaciones y comportamientos de los viajeros hacia destinos familiares, predecibles, confiables y percibidos de “bajo riesgo”. Según el informe, a corto plazo reinarán más días festivos regionales, con una amplia investigación y planificación, y al aire libre.
El COVID-19 también está demostrando ser un catalizador en la búsqueda del sector de viajes y turismo por la innovación y la integración de nuevas tecnologías como la biometría, que permitirían una experiencia de viajero más fluida.