A principios de la década de los noventa del siglo pasado, cuando en Los Cabos no había hoteles de más de mil dólares la noche por cuarto, como en la actualidad, se contaba la broma de que el Westin Regina, era el hotel más religioso de la plaza.
Y es que al llegar al famoso edificio del arco, diseñador por el arquitecto Javier Sordo Madaleno, los turistas exclamaban: ¡Oh my god!, pero cuando les presentaban la cuenta musitaban: ¡Jesus Christ!
John McCarthy Sandals era entonces director del Club Regina, una filial inmobiliaria de Bancomer, hoy BBVA, y después del paso de un huracán que afectó a una tercera parte del inmueble, aprendió una lección de negocios: “Hay que hacer hasta lo imposible para no cerrar un hotel”.
Hoy el escenario de que vuelvan a cerrar los hoteles o de que los bancos terminen tomando la operación de los mismos, están en el horizonte debido a la pandemia del Covid-19; aunque para el también ex director general de Fonatur, la mejor opción será evitar que ello suceda.
El Westin Regina, a diferencia de lo que planteaba entonces el director comercial del hotel que pugnaba por cerrarlo, permaneció abierto y haciendo gala del famoso servicio mexicano, las quejas fueron mínimas y en poco tiempo el inmueble estaba operando de nuevo al 100%.
Sin embargo, otros hoteles de la plaza que sí tomaron la decisión de pausar, incluso dilataron en años en volver a operar.
Un escenario provocador
Alfonso Pasquel, director general de Grupo Questro, uno de los desarrolladores y operadores inmobiliarios más importantes de Los Cabos; sostiene que si el marco regulatorio no se actualiza y si los banqueros no son capaces de ser empáticos y flexibles antes la nueva situación, algunas empresas quebrarán y otras no podrán honrar sus créditos.
Entre el 15 de marzo y los últimos días de mayo, sostuvo, el negocio del hospedaje se redujo en 90% y en algunos casos se fue a cero.
En un primer momento, explicó, tanto las autoridades de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores como los directivos de los bancos, decidieron dar seis meses de plazo lo que ahora es claramente insuficiente.
La pandemia del Covid-19 no sólo se ha extendido mucho más allá de cualquier escenario previsto en marzo o en abril; sino que además sigue existiendo mucha incertidumbre pues no hay certeza sobre cuando se liberarán las vacunas y mucho menos sobre cómo se distribuirán.
“Nosotros no queremos condonaciones ni dádivas”, dijo durante el Global Travel Business Link organizado por Periódico Viaje y El Financiero; lo único que necesitamos es refinanciar, reconociendo la nueva realidad.
Pasquel sostuvo que hasta ahora los directivos bancarios han sido receptivos; pero que si no se modifican las reglas de capitalización de las instituciones crediticias ello derivará en que necesariamente tendrá que constituir más reservas, que los obligaría a pedir más garantía o a ejecutar las que tienen.
El costo de cerrar
McCarthy, quien ha asesorado a diversos consejos de administración del sector hotelero, asegura que los terrenos y los “ladrillos” son insuficientes para respaldar la mayoría de los créditos y sostiene que un hotel es “un ser vivo”.
Si tú paras un hotel de playa, explicó, y por ejemplo apagas el aire acondicionado, en cuestión de semanas los interiores se habrán echado a perder y costará mucho dinero reemplazarlos después.
Pero además lo operes o no, refirió, un hotel tiene que hacer frente a sus compromisos fiscales como el pago del impuesto predial y del uso de la Zona Federal Marítimo Terrestre.
También tienes que asumir los pasivos laborales, pues los trabajadores temporales que son contratados durante las temporadas altas sólo representan una parte de todo el personal con el que es necesario operar diariamente.
McCarthy señaló que otro factor especialmente oneroso es el del mantenimiento de la propiedad, pues permanentemente hay que realizar correcciones menores que de no ser ejecutadas a tiempo después provocan gastos que se salen de control.
Finalmente expuso que la marca, la fidelidad de los clientes, los sistemas de reservaciones y los acuerdos comerciales son otros de los aspectos más sensibles del negocio y todo eso se pierde cuando se toma la decisión de cerrar sus puertas.
Sólida experiencia
Gerardo Corona, ex director de créditos al sector turístico del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) y ex Subsecretario de Turismo, dijo que en el corto plazo él no veía el escenario de las ejecuciones de las garantías y de la creación de los esquemas que se conocen como de work out.
Tanto en la banca comercial como en la banca de desarrollo, consideró, hay varios funcionarios experimentados e incluso bajo la óptica del actual gobierno; entrar a los esquemas de quiebras tendría un costo muy elevado para las empresas, los bancos pero también en términos de la pérdida de empleos.
Según información de la Asociación de Bancos de México alrededor del 18% de la cartera de estas instituciones están vinculados a los hoteles y al turismo, incluyendo parques, campos de golf y desarrollos inmobiliarios.
BBVA, Banorte, Santander, Bancomext y Sabadel son las instituciones que concentran la mayor parte de esos financiamientos por lo que el entrevistado explicó que será importante seguir las decisiones que vayan tomando en los siguientes meses.
Todavía no llega el momento para entrar en esquemas litigiosos, concluyó Corona, “y espero que ese momento no llegue”.
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