Cuando **Nahim Dagdug**, **Ori Izbitzki**, **Alejandro Toussieh** y **Dany Izbitzki** abrieron en la colonia Roma el Hotel Brick, de inmediato fue objeto de reseñas muy positivas en diversos medios de la Ciudad de México.
Hoy lo que prometía ser un negocio muy exitoso no sólo fue clausurado por las autoridades de la Delegación Cuauhtémoc, cuyo titular es **Alejandro Fernández Ramírez**, sino que además sus propietarios se han involucrado en un pleito en el que todos saldrán perdiendo.
Después de los resultados positivos que han obtenido otros hoteles boutique en la Ciudad de México, como el Condesa DF, de **Carlos Couturier** y **Moisés Micha**, el Brick llegó con una visión innovadora y vanguardista.
La historia del inmueble, una mansión que en su larga vida fungió también como fábrica y hasta como burdel, hacía todavía más interesante la apuesta de estos emprendedores.
Su restaurante principal se convirtió en uno de los más populares de la zona, aunque los usuarios comenzaron a mencionar en portales en internet, como Trip Advisor, que el servicio era malo y que no se cumplían las expectativas que generaba un establecimiento supuestamente íntimo
y de lujo.
La baja rentabilidad, en relación a los recursos invertidos, afectó la relación de los socios quienes llegaron a un callejón sin salida hasta el punto de que “aventaron la toalla” y pusieron el hotel a la venta.
Según los estados financieros que han mostrado a inversionistas potenciales, el Brick supuestamente costaría unos 90 millones de pesos, pero en todo 2012 ganó menos de un millón de pesos.
La situación terminó de complicarse cuando las autoridades de la Cuauhtémoc primero clausuraron su restaurante y apenas hace unos días cerraron el hotel.
La causa que adujeron en esa demarcación de la ciudad que gobierna Miguel Ángel Mancera fue problemas de seguridad ante la eventualidad de un incendio.
Sin embargo, de acuerdo a la versión de una fuente cercana a los propietarios, en realidad los subordinados de Fernández Ramírez procedieron así porque Dagdug ya no estuvo dispuesto a seguirles pagando periódicamente el soborno al que estaban acostumbrados.
Por una u otra razón, la situación del Brick se está volviendo cada vez más compleja, pues ahora es un hotel cerrado con pasivos laborales y que ya no tiene fuentes de ingresos.
De hecho quien desee hacer una reservación puede seguirlo haciendo a través de su sitio en internet, pues sólo han bloqueado la primera semana de marzo seguramente con la esperanza de su reapertura.
Algo que no debería de estar ocurriendo, pues nadie puede garantizar lo que pasará en el futuro.
Así es que de un proyecto que prometía mucho, hoy los dueños del Brick están a punto de perder todo el esfuerzo y talento que invirtieron en él.