El modelo de coliving nació en San Francisco, Estados Unidos, inició como un hospedaje a mediano o largo plazo, pensado para jóvenes, viajeros de negocios o estudiantes, ahora un hotel también ofrece la opción.
A diferencia de los roommates, los inquilinos no necesitan conocerse y ni compartir gastos directamente; en el alquiler que depositan a los arrendadores les incluye una variedad de servicios.
“Mezcla lo mejor de los hostales con lo mejor del coworking -profesionistas independientes que comparten espacio de trabajo para reducir costos- y logra una armonía entre la gente que vive ahí, pero que también busca tener un espacio privado”, refirió Federico Stuht, director de marketing de Homie.mx.
Este modelo, dijo, es propio de las ciudades donde la vivienda en renta es cara. Desde hace varios meses se desarrolla en la Ciudad de México y Tijuana; en Berlín, París, Londres y Nueva York tiene cinco años.
Hoteles, como la cadena Selina, optaron por ofrecer este tipo de estancias. Los huéspedes compran una membresía, que incluye el alojamiento, espacios de trabajo compartido, actividades de bienestar diarias, lavandería semanal y descuentos en alimentos y bebidas.
Selina CoLive ofrece alquiler hasta por cuatro meses, desde los 325 dólares, y se pueden elegir hasta tres ubicaciones por mes.
“Este modelo de negocio nació y creció en torno a las generaciones Millennial y Z. Estos usuarios del presente son el fruto de un activismo que ha venido exigiendo una quíntuple cuenta de resultados a las organizaciones, más allá que la económico y financiera: la sostenibilidad, la contribución social, la transparencia o la confianza”, destacó Rafael Museri, propietario de Selina.