Una forma de recorrer Rusia, el Transiberiano

 
Redacción
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Inaugurado en etapas entre 1891 y 1916, el Transiberiano de Rusia actualmente es un enlace vital para las comunidades que viven cerca de la línea, así como una de las experiencias de viaje más solicitadas por los turistas, pues permite disfrutar a los pasajeros de paisajes cinematográficos.

El recorrido principal fue inaugurado en 1904 y une Moscú con Vladivostok, en la costa rusa del Pacífico. Se trata de una travesía cuya extensión es de nueve mil 288 kilómetros, en la que el viajero atraviesa ocho zonas horarias (ya que viaja por el interior de Rusia, por los Urales y por la estepa) y su recorrido requiere de siete días de viaje.



Sobre sus rieles circulan trenes de diversas categorías, de entre los que destaca The Golden Eagle, considerado como uno de los más lujosos del mundo. Una característica especial de este tren es que lo conduce una locomotora P36, que cuenta con una de las máquinas de vapor de tren más antiguas.

Durante el viaje, lo más recomendable es ir haciendo paradas en distintos puntos y de esta manera conocer algunos destinos turísticos como Kazán, la capital de la República de Tatarstan, una de las ciudades más antiguas de Rusia, localizada al Este de Moscú, en la orilla izquierda del Volga.

Recorrido turístico

El tren llega a esa zona por la mañana. Al salir de la estación, los viajeros podrán observar los templos del monasterio de Zilantov, las siluetas de las mezquitas y las cúpulas de las iglesias que se encuentran en la parte de atrás.

Sin embargo, el sitio más visitado en Kazán es el Kremlin, un grupo de edificios que datan de los siglos XVI al XIX. Se trata de la única fortaleza Tatar que subsiste en la Federación Rusa y que el 30 de noviembre de 2000 fue inscrito en la Lista del patrimonio mundial de la UNESCO.

El camino continúa hasta la ciudad moderna soviética de Novosibirsk, la tercera más poblada del país, ubicada en el centro-sur de Rusia, famosa por poseer la estación de tren más grande a lo largo de la ruta del Transiberiano.

Entre los puntos a visitar destaca la catedral de San Alejandro Nevski, considerada uno de los más finos ejemplos de la arquitectura de la Iglesia ortodoxa rusa.

La travesía sigue hasta llegar a Irkutsk, destino mejor conocido como y el “París” de Siberia. Se trata del principal centro de la vida intelectual y social de los artistas rusos, oficiales y exiliados nobles, y gran parte del patrimonio cultural de la ciudad viene de ellos, también, muchas de sus casas de madera lleno de colores pastel, adornado con decoraciones adornadas, talladas a mano, mansiones de ladrillo y la oscuridad cabañas de madera negro sobrevivir hoy en marcado contraste con los bloques de apartamentos estándar soviéticos que los rodean.

Los Palacios de hielo y esculturas son la atracción principal, mientras que clásicos palacios de Rusia son de interés para aquellos que quieran saber más sobre la historia de la ciudad.



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