Ría Celestún, destino ecológico que disfruta el viajero

 
Nallely Campos
hrs.

Entre Campeche y Yucatán se encuentra este destino donde el agua salada y dulce se mezclan para hacerla refugio de gran variedad de especies.

Muchos destinos en México presumen de sus paisajes con aguas en colores turquesa o azul zafiro, sin embargo, en Celestún, Yucatán, la vida es “color de rosa” gracias al plumaje de los flamencos caribeños que lo eligen para alimentarse debido a la existencia de la artemia salina que habita en la ría.



Celestún o “piedra pintada”, es un puerto costero de tradición maya, en el que conviven alrededor de  554 especies de fauna, 15 de ellas endémicas de México y dos de Yucatán; 55 mamíferos, algunos de ellos en peligro de extinción como el mono araña, cinco especies de felinos y el oso hormiguero.

Río Lagartos en Celestún.

Sin embargo la vida al estilo color de rosa no sólo se produce por su naturaleza, ya que existen alojamientos en los que el descanso, la capacidad de asombro y el respeto por el medio ambiente regresa a la conciencia de las personas que le visitan.

Uno de los más famosos es Xixim, hotel ecológico en el que es posible disfrutar de los espectáculos nocturnos que la reserva de la biósfera ofrece con insectos de colores brillantes, sonidos que arrullan y cocodrilos que parecen esperar a los humanos para brindar su mejor pose en una fotografía, aquí la televisión pierde sentido.

Hasta hace algunos años y por tratarse de una región pantanosa, Celestún, permaneció casi despoblada, fue con el establecimiento de la hacienda salinera de Real de Salinas, cuando se logró que fuera habitada principalmente por pescadores que emigraron de zonas vecinas en busca de continuar con su oficio y explotar la sal.

Diversidad de especies

Además del flamenco caribeño, mejor conocido como rosado, en este destino existen 333 especies de aves, de las cuales 177 son residentes, 142 migratorias y 14 presentan poblaciones de ambos tipos; algunas de las más famosas son: el gallito de mar, la gaviota y la golondrina de mar.

La mayoría de éstas pueden ser vistas en un recorrido en lancha entre manglares por la ría de Celestún, hasta llegar a una zona en la que agua dulce brota del suelo formando pozas en las que se permite entrar a refrescarse del calor pero no más de 15 minutos, con el fin de no deteriorar el lugar.

A cada paso es posible notar algunas de las técnicas tecnológicas a favor del medio ambiente  diseñadas para mantener el equilibrio ecológico en la naturaleza y que el impacto negativo sea mínimo.

El hotel está construido con productos naturales propios de la región como piedras o bambús cuenta con 32 suites independientes, además de sitios con áreas para uso común en el que los viajeros podrán jugar billar, ping pong o simplemente observar el atardecer.

El área construida en Xixim representa sólo el dos por ciento del terreno que posee. Las suites tienen vistas a las playas vírgenes, pero están situadas detrás de la segunda duna para no perjudicar la flora y la fauna.



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Periodista especializada en turismo

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