Fabia, del campo a la mesa

 
Laura Rodriguez
hrs.

Los que somos glotones y fisgones con pasión por salir a comer estamos en una constante búsqueda de nuevos lugarcitos con talento que satisfagan esta frugal afición.



Y en ese camino un día fui a dar a Fabia, un restaurante inmerso en una plaza gastronómica en plena calle de La Amargura en San Ángel. El plan era desayunar en familia y ¡oh, sorpresa! Su propuesta y ejecución me merecieron un simple mmm… 

Pero recientemente un querido amigo se desbordó en halagos por ese comedero y como yo creo en las segundas oportunidades, decidí intentarlo de nuevo. 

Resulta que Fabia está comandado por la chef Cuqui Martínez y pertenece a Grupo Culinaria Chic, donde el Chef Abel Hernández dirige varios restaurantes muy exitosos al sur de la CDMX, como Eloise.

Esta propuesta culinaria está enfocada en preservar los sabores naturales de los vegetales de temporada, más allá de usar técnicas europeas como sucede con otros restaurantes de esta firma. 

 

Fresco pero no soso

 

La ambientación es como si entraras a un invernadero, en donde un árbol es el personaje central y un huerto interior se suma a su ubicación en medio de un jardín de exuberante vegetación, te sitúa en medio de la naturaleza, pero sin bichos.

Para empezar, nos recibieron con un trozo esponjoso de pan brioche acompañado con mantequilla de limón eureka (el amarillo) que me fue imposible parar de comer. 

Por recomendación de John, nuestro amigo, mi sponsor insistió en pedir la ensalada de farro (cereal parecido al trigo) con extra de burrata. Una combinación de vegetales verdes, piñones y hojas picantes con tzatziki que en conjunto logran un sabor cremoso de acidez balanceada, simplemente delicioso.

Continuamos con betabel Wellington, un platillo muy interesante, pues consistía en finas láminas de betabel cocidas al dente, rellenas de la misma remolacha y envueltas en hojaldre formando un medallón montado sobre un cremoso de queso de cabra, salpicado con granos de trigo y arroz salvaje, ¡ufff! insuperable.

También pedimos un risotto de setas rosas con queso manchego curado, piñones tostados y miel de trufa, increíble experiencia para el paladar.

Como plato fuerte ordenamos el chamorro en salsa de chile meco con verdolagas en vinagreta cítrica, frijoles de la olla y las infaltables tortillas de maíz. Para mi gusto las verdolagas estaban de más.

Siempre es recomendable, para resaltar los sabores de cada uno de los ingredientes, acompañarlos con una copa de vino y en esta ocasión fue “Guille”, la sommelier quién solícitamente nos propuso hacerlo con un Cabernet Franc, de Guanajuato, llamado El canto de las sirenas.

Para mi sorpresa, la propuesta de Fabia tiene la virtud de transformar los ingredientes en platillos novedosos que valen la pena probar, se nos quedaron pendientes el hummus de garbanzo con chícharo, el carpaccio de calabaza amarilla con alioli de cacahuate, o las calabazas rostizadas con miso, guayaba, arúgula y avellanas, entre otros muchos platillos.

Con esto confirmo que no siempre la primera impresión es la que cuenta, siempre cabe la posibilidad de volverlo a intentar y con suerte, conseguir una grata experiencia. 

 



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