Galanga, un déjà vu tailandés

Foto del sitio de Galanga
 
Laura Rodriguez
hrs.
Después de una deliciosa, pero decepcionante experiencia que viví la primera vez que comí en Galanga, decidí intentarlo de nuevo.

En la primera ocasión en Galanga ordené el plato, no sólo más costoso sino también el más complicado de comer, un curry con tenazas de cangrejo moro. 



Imagínate tratando de abrir con unas diminutas pinzas las acorazadas manos sumergidas en una salsa rojiza y viscosa sin perder el estilo y sin manchar la blusa blanca que elegí ponerme ese día. Una misión que parecía imposible.

Ante la imposibilidad de hacerlo pedí que las abrieran en la cocina y para cuando regresaron el curry se había enfriado, en fin, que a pesar de la buena intensión del mesero por complacerme, el daño estaba hecho, comí mal y de malas.

Aunque el retrogusto de los sabores tailandeses que seguían en mi paladar me decían que tenía que darles otra oportunidad. 

Otro chance 

La nostalgia por viajar nos llega, a veces, por aromas captados en el aire, por una imagen que viene como un flashazo o por un sabor que nos remonta a su lugar de origen.

La semana pasada comí de nuevo en Galanga, un restaurante tailandés situado en la colonia Roma. 

En esta ocasión me decanté por el menú de degustación que inevitablemente me transportó a Bangkok. Me recordó un recorrido gastronómico callejero que realicé por esa vibrante ciudad. 

La propuesta culinaria de la chef Somsri Raksamran, @raksamaransomsri “Ana” para los occidentales, te lleva con sus sabores dulces, salados, ácidos y picantes, a viajar a través de este país del Sureste asiático.

Desde los dumplings azules, teñidos con los pétalos de una flor selvática, pasando por el bocadillo de foie grass, coco y caramelo de tamarindo montado en una hoja de betel, encontré sabores deliciosos y únicos. 

La delicada presentación de los platillos es otro atractivo, como el portaviandas en el que sirven los platos fuertes entre ellos la macarela con jengibre cocinada a fuego lento; el pollo salteado con chiles secos, nuez de la India y piña y; el curry amarillo, en esta ocasión de callo de hacha a la parrilla, para no errarle.

La travesía gastronómica de los currys de Galanga te lleva por diversas regiones. Al norte, como en Chiangmai, con su curry de leche de coco; el amarillo de la llanura central; el verde de la zona sur y hasta el rojo de Puket.

La casona situada en la calle de Monterrey mantiene un ambiente acogedor. En su gran patio central las mesas están dispuestas entre múltiples plantas evocando el ambiente selvático y tropical de Tailandia. 

Un lugar donde la alta cocina tailandesa viene a enriquecer el panorama gastronómico de la Ciudad de México.

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