La última fábrica de puros estadounidenses

 
Andrea Mendoza
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La última empresa que enrolla puros a mano en todo Estados Unidos continúa en manos de la misma familia que la fundó en 1895. Julius Caeser Newman creó J.C. Newman que tras 124 años sigue su labor con la cuarta generación de herederos.



Aunque ya no producen los millones de puros anuales que hacían al año, la compañía ahora se dedica a que su producción llegue a verdaderos aficionados y a rescatar la herencia tabacalera de Tampa. Para estos Juegos Olímpicos, por ejemplo, prepararon una edición especial con una caja coleccionable.

El lugar además se convirtió en un museo que alberga puros tan viejos como la fundación de la fábrica. Entre ellos se encuentran las primeras cajas de Andrés Corrales, quien empezó a hacer cigarros en Veracruz en 1898, algunos puros guardados en frío por la fragilidad de sus hojas e incluso libros de diseño de las primeras etiquetas de puros hechos en Cuba.

Como parte de su interés por no dejar morir la tradición de enrollar puros a mano, J.C. Newman también ofrece talleres de enrollado de tabaco y catas.

En su periodo de mayor prosperidad, Tampa fue hogar de 200 fábricas de puros hechos a mano. La época dorada de esta industria no sólo significó el crecimiento económico de la región, también supuso una mezcla cultural de la que se derivaron herencias culinarias, arquitectónicas y de costumbres.

Con la automatización de procesos y el boom de los cigarros, el negocio de los puros pereció y terminó por extinguirse casi por completo, explica Max Herman, guía de turistas nacido y crecido en Ybor City, el barrio donde todas las fábricas estuvieron en algún tiempo.

Cuando Ybor City fue el epicentro de la industria tabacalera, llegaron cientos de inmigrantes a trabajar en las diferentes empresas que producían puros.

Herman comenta que, con el propósito de mantener a los trabajadores entretenidos, en la ciudad se hizo costumbre que cada fábrica tuviera a una persona que leía novelas, el periódico o contaba historias en la lengua natal de los trabajadores.

“Ybor City probablemente tuvo a los empleados más cultos de la época, cada fábrica contaba con un estrado desde donde los lectores los entretenían. Ellos medían el tiempo exacto para que los capítulos de sus novelas terminaran al final del turno y los trabajadores quisieran volver al otro día”.

Las instalaciones de J.C. Newman permanecen casi intactas desde su fundación. En la sala donde se siguen enrollando puros continúa la tarima que entretenía a los primeros empleados de la fábrica y algunas de sus máquinas tienen cien años de vida.

El gobierno de Tampa y diversas asociaciones han mantenido el barrio y los edificios históricos íntegros o lo más parecidos a su estructura original. Ybor City, que por 20 años impulsó la economía de Tampa, es nombrada también como Cigar City y es uno de los pocos Distritos Históricos Nacionales en toda la Florida.



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Escribe de turismo para Periódico Viaje y El Financiero, parte del programa Imágenes del Turismo de Imagen Radio. Amante de los viajes.

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