La Riviera Yucateca, con 378 km de costa desde Celestún hasta El Cuyo, es un paraíso de diversidad natural. Sus paisajes incluyen bosques tropicales, manglares, ojos de agua y playas.
Esta región abarca 11 municipios: Celestún, Dzemul, Dzidzantún, Dzilam de Bravo, Hunucmá, Ixil, Progreso, Sinanché, Telchac Puerto, Ucú y Yobaín. Entre ellos, los puertos de Celestún, Sisal y Progreso destacan por su importancia.
Muy cerca de Mérida está Celestún. En el camino hacia este destino desde Mérida está Kinchil, un pueblo en el que las casas típicas mayas son el común denominador, y si bien es un lugar tradicional, vale completamente la pena, al menos en la lejanía, admirar las chozas blancas con techos de paja.
Celestún es famoso por su ría y sus manglares. Una lancha dirige a los viajeros hasta los manglares flanqueados por cigarras que no reparan en hacer sonidos al tiempo que las personas se adentran en la espesura.
El olor a lodo azufrado es la señal que indica a los viajeros que han llegado a su destino. Un grupo de manchas rosas se acomodan en la lejanía. Esas decenas de flamencos se paran majestuosos casi sin advertir a quien los observa.
En la Riviera Yucatán también se encuentra Arrecife Alacranes, un Parque Nacional considerado como Área Natural Protegida. Uno de sus grandes atractivos es que conforma la estructura coralina más grande del Golfo de México.
Arrecife Alacranes está formado por un conjunto de cinco islotes: Isla Pérez, Isla Blanca o Chica, Isla Muertos o Desertora, Isla Pájaros, e Isla Desterrada. Para llegar hasta donde está la maravilla de aguas poco profundas es necesario contratar una embarcación.
Una vez en la zona mencionada las posibilidades para formar parte fugaz de ese escenario son amplias. Se puede desde hacer buceo recreativo, ir en un tour de observación de flora y fauna, realizar paseos privados en barco, hacer pesca recreativa o simplemente admirar el paisaje desde una lancha.