El museo del crimen más famoso de Estados Unidos

 
Laura Rodriguez
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Tuvieron que pasar décadas para que Dallas perdiera el estigma de haber sido la ciudad donde mataron a un querido presidente de Estados Unidos, una afrenta que le valía insultos de ciudadanos de otros estados a los oriundos de esta ciudad, aunque literalmente, no hubieran tenido “vela en el entierro”.



Pero hoy si estás decidiendo qué hacer en Dallas, lo primero que aparece en los buscadores de tours es una gama de opciones para emprender un recorrido siguiendo la ruta que John F. Kennedy realizó el fatídico 23 de noviembre de 1963. 

Siempre he admirado la facilidad con la que en el país vecino del norte son capaces de crear un museo por cualquier razón y el del Sexto Piso de la Plaza Deale no es la excepción.

El hecho de que Lee Harvey Oswald le haya disparado a Kennedy desde una ventana del que fuera el edificio del depósito de libros de texto de Texas dio lugar a que, 60 años después del acontecimiento, la gente aún quiera ir a ver el sitio desde donde salió el disparo que le causó la muerte al carismático presidente.  

Este museo, situado en la sexta planta del antiguo edificio del Texas School Book Depository, por supuesto, muestra la exposición llamada “Jonh F Kennedy y la memoria de una Nación”.

Con una museografía digna de una escuela secundaria pública, la exposición relata diversos hechos históricos con posters y letreros sobre de su legado y las conspiraciones que rodean el asesinato del presidente John F. Kennedy.

A través de una línea del tiempo te vas encontrando con imágenes verídicas y recortes de periódicos relacionados con las distintas etapas de la familia Kennedy, además de simuladores que muestran la ruta que siguió el auto antes, durante y después del disparo.

La exposición describe los principales movimientos sociales y acontecimientos políticos de la década de 1960, como la guerra de Vietnam, los viajes al espacio y algunos discursos apenas audibles que acompañan antiguos videos en blanco y negro.

Allí están artefactos como un busto de Kennedy, la ultima foto que le tomaron junto a Jacqueline segundos antes de los disparos, el anillo de bodas de Lee Harvey Oswald, el sombrero reconocible de Jack Ruby, asesino de Oswald, y la cámara que Bob Jackson utilizó para capturar la foto de ese asesinato, ganadora del premio Pulitzer.

La visita termina siendo morbosamente interesante y uno sale de allí pensando en el asesino solitario y las teorías de las conspiraciones; una justa revancha de Dallas pues ahora semanalmente miles de personas pagan 17 dólares por recrear un estigma que se volvió otro buen negocio, en un país que nunca pierde la oportunidad de hacer dinero.



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