El estado con más “juego” en el Sureste

 
Carlos Velázquez
hrs.

Pocos se imaginaron que cuando The Economist, la revista más respetada del mundo económico, publicó su famoso análisis sobre “Los dos Méxicos”, al inicio del sexenio pasado; la problemática descrita en esas páginas determinaría el triunfo de un presidente de izquierda.

Hoy City-Banamex ve signos de recesión; la conducción de Pemex está poniendo nerviosos a los mercados internacionales; la cancelación del Nuevo Aeropuerto evidenció que la política domina a la economía y la intolerancia repta como víbora.



Pero nadie duda que el presidente López Obrador quiere cerrar la brecha entre “Los dos Méxicos” desarrollando el Sureste del país.

Alejandro Moreno Cárdenas, gobernador de Campeche, lo entiende y orquestó un plan que, políticamente, le está dando peso entre los mandatarios estatales de esa región que abarca a Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas.

No es casualidad, evidentemente, que Moreno Cárdenas haya operado para convertirse en el presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).

Tampoco es suerte que José Berzunza, su secretario de Desarrollo Económico, comande la asociación de sus pares a nivel nacional y que Jorge Manos presida la Asociación de Secretarios Estales de Turismo.

Además el campechano Delio Carrillo es líder nacional de los Secretarios de Cultura y Roberto Alcalá  de los de Medio Ambiente.

Hoy cuando el cambio es la única certeza, entender y defender las necesidades de los estados en esos ámbitos no es un activo menor y el liderazgo de Campeche le da ventaja para gestionar soluciones a problemas importantes.

Además en ese “otro México” rezagado que López Obrador quiere transformar, están los seis mil millones de pesos que le inyectará anualmente al Tren Maya.

Y en el turismo Manos tiene la oportunidad de plantear salidas a las necesidades de un sector importantísimo, que es poco interesante para el presidente.

Divisadero

Desacuerdo. En lo que debe ser por un problema de falta de comprensión de la lectura, Airbnb envió a este espacio un statment (es muy cool expresarse en inglés), según el cual “en menos de un año ha celebrado 11 acuerdos con gobiernos locales, siete en materia impositiva y cinco de colaboración”.

A través de ellos, dice la declaración “atribuible a un vocero”, “mes a mes recauda y remite millones de pesos en impuestos a nombre de sus anfitriones locales”, quienes se comprometen a cumplir la legislación vigente.

En realidad, según dijo telefónicamente Claudia Valdez, de su agencia de relaciones públicas, esto es una “aclaración” a la columna del martes y exigió “derecho de réplica”.

Lo que se expuso aquí fue que Airbnb no recaudará ni el IVA ni el ISR, sólo los escasos millones del  impuesto al hospedaje, y que no hay capacidad de los gobiernos para exigirle a sus “anfitriones” que cumplan con la ley.

A Airbnb también le molestó que se haya descrito a Luis Barrios, presidente de City Express, como su “enemigo públicos número uno”; lo que fue una broma, en función del activismo que este último ha mostrado ante la competencia desleal que genera dicha plataforma.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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