Tajamar y el futuro del turismo mexicano

 
Nallely Campos
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Si el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que dirige **Héctor Gómez Barraza**, ha sido una institución que ha participado de manera relevante en el crecimiento de la actividad turística en México, hoy enfrenta compromisos de primera línea que vale la pena revisar.



Con el gran éxito que ha experimentado el turismo mexicano en los últimos tres años, que incluye tasas de crecimiento de dos dígitos y el regreso del país al top ten de los más visitados del mundo, seguramente el gran tema de mediano plazo es cómo seguir generando las condiciones para que esto no sea una “llamarada de petate”.

En ese sentido hacen falta proyectos de gran visión, como Cancún y Los Cabos, que generen opciones para que los capitales privados, públicos y foráneos arriben y soporten un incremento en la demanda que puede frenarse si ya no hay alternativas de diversión y hospedaje. Desgraciadamente no se ven esos grandes proyectos en el escenario y el último intento, que fue Playa Espíritu en Sinaloa, una invención del sexenio pasado, está siendo redimensionado a la baja.

Dicho lo anterior, hay un asunto que tiene particularmente preocupados a algunos de los empresarios más importantes de Quintana Roo, donde, por cierto, se concentra el turismo de sol y playa en el país.

La historia tiene que ver con un desarrollo que se llamó Malecón Cancún durante la administración de **Vicente Fox**, y que fue concebido como un destino ultramoderno, dentro de esta isla conectada por puentes a la Península de Yucatán.

Resulta que al proyecto le faltó gas, vino el final del sexenio y la administración de **Felipe Calderón** no lo retomó, por lo que pasó a dormir el “sueño de los justos”.

Ahora está renaciendo bajo el concepto de Tajamar, pero ya está siendo señalado y revisado por grupos ambientalistas, que consideran que estará incurriendo en una serie de anormalidades que no pueden ser toleradas. Si las autoridades en México son por lo general objeto de suspicacias, los ambientalistas también han cometido numerosos atropellos y habría que revisar a fondo qué tanto tienen razón o cómo se pueden salvar sus objeciones. El hecho es que como un inmueble adjunto, allí está también una reserva natural protegida que, si no se delimita con precisión, en el futuro puede terminar integrándose al proyecto urbanístico.

Es por ello que un grupo de empresarios de la región se han acercado desde hace años al gobernador saliente, **Roberto Borge**, para que apoye el desarrollo de un parque recreativo para los habitantes de Cancún y sus visitantes. El asunto se ha vuelto no sólo tortuoso, sino que incluso a sus promotores se les ha exigido una serie de requisitos como si trataran de lucrar con el espacio. Así es que ahora, al final de la administración de **Borge**, se están gestando nuevas diferencias y suspicacias con los empresarios de este destino, algo que no debería suceder cuando además uno de los pocos sectores que está creciendo fuertemente en México es el turismo.



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Periodista especializada en turismo

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